Se caracterizó por la gran expansión de su religión y su arte por todo el mundo andino; es decir, su difusión fue pan-peruana. Se desarrolló entre los siglos XIII y III a.C., siendo su centro principal el templo de Chavín de Huántar ubicado en la confluencia de los ríos Mosna y Huachecsa, en el Callejón de Conchucos (Ancash).

Los chavines trabajaron algunos metales como el oro, la plata y el cobre, así como la piedra, la madera, el hueso y las piedras preciosas. Con los metales preciosos fabricaron ornamentos de uso personal. La piedra fue empleada en la construcción de viviendas, esculturas y la fabricación de utensilios como vasijas, batanes y morteros. Usaban la madera y el hueso en la fabricación de lanzas, espátulas, puñales y armas arrojadizas. Y con las piedras preciosas como el cuarzo, el lapislázuli y el azabache, hacían espejos y multitud de objetos de adorno. El arte es básicamente naturalista, y los temas principales son los seres humanos, aves, serpientes, felinos, otros animales, plantas y conchas. (Tello, Chavín, cultura matriz de la civilizacion andina, 1960)






  • DESCUBRIMIENTO


Fue descubierto  en 1919 por Julio C. Tello, un gran centro ceremonial que gozó de prestigio y poder durante casi mil años. Sus reyes sacerdotes fueron expertos astrónomos a quienes acudían miles de peregrinos (curacas, comerciantes y campesinos) cada año consultando sus oráculos. El dios de Chavín (el jaguar) y sus modelos artísticos fueron imitados en muchos rincones de la costa y la sierra. Sus patrones culturales los encontramos nítidamente en grandes santuarios contemporáneos como Kunturhausi y Pacopampa en Cajamarca, Huaca de los Reyes en La Libertad, Sechín, Moxeque y Punkuri en Ancash, Garagay en Lima, y Wichqana en Ayacucho.






  • UBICACIÓN


Chavín se encuentra ubicado a 3100 Km. sobre el nivel del mar, en el Callejón de Conchucos que se encuentra paralelo con el callejón de Huaylas, a su lado se encuentra el imponente paisaje de la Cordillera blanca.

Se localiza en las estribaciones de la cordillera blanca se encuentra imponentes estructuras.  Las ruinas de Chavín de Huántar están formadas por varias estructuras, el yacimiento arqueológico de Chavín de Huántar y muy especialmente caracterizado por muchas piedras diseñadas en relieve o grabadas.




  • PRINCIPALES ACTIVIDADES QUE DESARROLLARON


Sobresalen en la cerámica su extraordinaria calidad técnica, así como el énfasis en las decoraciones de tipo plástico, y sólo excepcionalmente, las aplicaciones de color, especialmente en algunos estilos cerámicos de la costa. Sus formas comprenden con asa-estribo imitando frutas, escudillas y botellas simples. Los diseños en los textiles y en algunas piezas cerámicas de Paracas, constituyen las evidencias más claras de las influencias de Chavín en la costa sur del Perú. La distribución del estilo Chavín obedeció a la diseminación de sus influyentes ideas religiosas, extendiéndose desde Chongoyape por el norte hasta ICA y Ayacucho por el sur, constituyendo el fundamento cultural de las sociedades que se desarrollaron en los Andes con posterioridad.






  • ORFEBRERÍA


Modelaban mediante el martillado y el repujado, confeccionando diademas, brazaletes, aretes, orejeras, cuentas de collar y pequeños adornos. Algunas muestras de estos trabajos fueron halladas en Chongoyape y Kuntur Wasi. La alta ley del oro hace suponer que procedían de los lavaderos de los ríos amazónicos. 




  • EL LANZÓN MONOLÍTICO


Es una escultura de 5 m de altura que está clavado en medio de un espacio reducido de forma cuadrangular, dentro de un crucero que está debajo de la tierra, en la parte céntrica del Templo Antiguo del complejo arqueológico de Chavín de Huántar.
Fue bautizado como el «lanzón» por su forma de punta de proyectil gigantesca, aunque esta denominación es errónea, pues en realidad se trata de un huanca (wanka en quechua) o piedra sagrada, de primordial 


importancia en el culto religioso. La razón de su peculiar forma es todavía materia de discusión; posiblemente fue tallado para simular la forma de un colmillo. En su superficie está labrada la imagen de un dios con rasgos antropomorfos y zoomorfos (entre estos últimos destacan los cabellos y cejas en forma de serpientes, la boca con dos grandes colmillos y las manos con garras felinas).







  • LA ESTELA RAIMONDI


La estela Raimondi (que representa a un dios con dos báculos en las manos) es un monolito de granito pulido de 1,98 m de lado por 0,74 m de ancho, tallado en solo una de sus caras. Representa a un dios con rasgos felínicos con los brazos extendidos sosteniendo en cada mano una vara o báculo. Similar representación aparece también en otras esculturas de culturas andinas posteriores, como la Tiahuanaco y Huari, al cual se conoce como Viracocha, la «Divinidad de los dos báculos» o «Dios de las varas».


Este monolito recibe su nombre como homenaje al naturalista italiano Antonio Raimondi (1824-1890), quien impulsó su traslado a Lima para su estudio y conservación (1874). Fue exhibida en el antiguo Parque de la Exposición. Se salvó del pillaje de las tropas de ocupación chilenas en 1881, al caerse al suelo mostrando solo su parte posterior, que es lisa, por lo que los saqueadores pensaron que se trataba de una simple losa de piedra sin ningún valor. Es por esta fortuita ocurrencia que el Perú pudo conservar esta valiosísima pieza escultórica. Actualmente se conserva en el patio del Museo Nacional de Arqueología Antropología e Historia del Perú.



  • CABEZAS CLAVAS


Las cabezas clavas son bultos escultóricos que representan a cabezas de deidades, hechas en diferentes tamaños. Todas cuentan con una estructura alargada en su parte posterior, con la que eran insertadas en los muros del templo principal o castillo de Chavín. En unos casos presentan rasgos antropomorfos y en otros zoomorfos (felino y ave de rapiña), o bien una combinación de ambos, al estilo de la figura del lanzón monolítico.
Sobre su función, algunos investigadores afirman que hacían el papel de fieros guardianes de los templos, o posiblemente ahuyentaban a los malos espíritus. Según Tello, representan cabezas trofeos de sus enemigos, costumbre muy arraigada en las zonas selváticas, lo que encajaba en su tesis del origen selvático de la cultura chavín. 



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